Esta contaminación no sólo afecta a la fauna, sino también a los ecosistemas marinos en su conjunto. Además de ser ingeridos, los microplásticos se depositan en el lecho marino, alterando hábitats frágiles como los arrecifes de coral y las praderas marinas. Además, grandes parches de residuos plásticos, apodados "continentes de plástico", van a la deriva en los océanos, con el tristemente célebre ejemplo del vórtice de residuos del Pacífico Norte, tres veces más grande que Francia. Ante esta crisis, se multiplican las iniciativas para reducir la contaminación plástica: prohibición de ciertos plásticos de un solo uso, limpieza de playas, sensibilización sobre la necesidad de reducir el consumo de plástico, pero aún queda mucho camino por recorrer. Todos y cada uno de nosotros podemos contribuir reduciendo nuestro uso cotidiano del plástico, reciclando y adoptando alternativas sostenibles, para proteger los océanos y a las generaciones futuras.